Las redes sociales son un laboratorio de
investigación sobre nuestra identidad social: ¿Cómo nos vemos? ¿Cómo
queremos que nos vean? y ¿Cómo nos ve los demás?
Nuestra imagen es accesible a todos por la red y cada
persona puede controlarla. En este contexto me parece interesante trabajar con fotografías carnet que escapan a este
montaje habitual. He querido pintar sobre las imagenes para abrir un nuevo diálogo entre identidad real o creada.
Estas fotografías paradójicamente son las que tienen menos
personalidad. A muchos de nosotros no nos gustan porqué no nos sentimos únicos:
lo vemos como una obligación administrativa, algo que espaca a nuestro control, no como en internet que podemos manipularlas a nuestra semejanza. Se caracterizan por ser pequeñas,
siempre del mismo tamaño, de mala calidad, sobre fondo
claro, mostrando frontalmente el rostro.
Al descontextualizar las “fotografía carnet”, alterando su forma y alterando su significado,
no servirán como documento oficial.